martes, 20 de marzo de 2012

La moda flamenca se hace grande en Andújar


Andújar se convierte, estos meses, en el centro de la moda flamenca jiennense. Numerosos comercios iliturgitanos llenan sus escaparates de flores y lunares, y es que la romería de la Virgen de la Cabeza se convierte en una oportunidad de negocio para las firmas de moda. Y, también, para jóvenes diseñadoras. Es el caso de Vanessa Juárez, una joven del municipio que ya ocupa un importante hueco en el mundo de los trajes de gitana. Con solo diecisiete años, se fue a Córdoba para estudiar diseño y patronaje industrial en la Academia Style Neuf. Allí pasó cuatro años y, después, realizó cursos de patronaje, diseño por ordenador, estilismo y modelismo.
 Hasta que montó su propio taller. Esta emprendedora iliturgitana tenía claro, desde pequeña, que se quería dedicar a la moda, y qué mejor que promocionarse en su tierra. Como indica, los resultados obtenidos demuestran que, al final, mereció la pena.
Esta emprendedora participó, en 2007, en el certamen de noveles del Salón Internacional de la Moda Flamenca (Simof), que cada año se celebra en Sevilla. “Nunca había probado con este tipo de moda, pero me hablaron del certamen, presenté una colección y me cogieron. Tuvo bastante éxito y me gustó mucho”, dice. En 2008, llenó el Teatro Principal de su ciudad con el desfile que promovió, junto con el Complejo El Botijo, en beneficio de la Asociación Provincial de Allegados y Enfermos Mentales. También llegó a sacar una colección para la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza. “Esta vez me inspiré en Granada, en la Alhambra. Fue de tipo mozárabe y también gustó mucho”, expresa. Y es que “inspirarse” en algún motivo, como afirma, es fundamental para un diseñador. Lo curioso es que, a pesar de su gran experiencia, nunca ha utilizado los lunares. “El tipo de clientela que tengo es alguien que no busca lo convencional. Siempre suelo realizar cosas diferentes, utilizo telas brocadas o serigrafiadas, la pintura a mano y, siempre, colorido y mucho volante. Huyo de lo clásico, que no haya dos vestidos iguales y me gusta pintar los tejidos lisos a mano”, añade.
Vanessa Juárez logró, con el paso del tiempo, una fiel clientela. Además de Andújar, tiene encargos de Jaén y de Córdoba, y todo lo realiza en un taller de su casa. Los meses fuertes han comenzado. “Ahora es cuando más trabajo tengo, ya que recibo pedidos para la romería”. Esa tarea, en la que la máxima es la de no realizar ningún traje igual, empieza desde principios de enero. “El cliente me dice la idea que tiene. Me gusta que los trajes vayan personalizados, que reflejen la forma de ser de la persona. Con esa idea, hago los bocetos y se escogen los tejidos”, señala. Esa labor suele durar entre cuatro y cinco días. A continuación, llega el momento de tomar la medida a la clienta y realizar el patronaje, con lo que se van otras dos semanas para la primera prueba. Termina los volantes, y utiliza entre quince y veinte metros de tejido. En total, el traje de flamenca le lleva un mes o un mes y medio y, según los encargos, va repartiendo el trabajo. Sus colecciones las muestra en el lugar en el que está de dependienta, en Portagayola.
Por otro lado, la joven asegura que la crisis se nota menos en el caso de los vestidos de flamenca y, en particular, en Andújar. La romería se vive una vez al año y hay que vestirse de gala para la ocasión. “Aquí se vive mucho, ya que tienes bastantes días para disfrutar, y es algo muy arraigado. Además, el vestido solo es para la romería y las clientas quieren algo fuera de lo común”, comenta. Juárez, además, tiene bastantes proyectos en mente. El principal, por el momento, es presentar una colección el próximo año junto a la diseñadora de complementos María Graor. “Cuando pase el verano comenzaremos a prepararla entre las dos. Esperamos que tenga buena aceptación”, declara. Mientras tanto, esta emprendedora estudia cómo sorprender y hacer que Andújar sea cada vez más conocida por la moda flamenca.
otros diseños. Juárez, sin embargo, es consciente de que “este mundo”, en su ciudad, “da para tres meses”. Cuando termina la romería, llega el “bajón”, y habrá que esperar hasta el año siguiente para realizar los bocetos, elegir tejidos, tomar medidas y terminar sus vestidos. Por eso, y siempre con la ayuda de su familia, el resto de la temporada se centra en el “pret à porter”, con el que desfilará en mayo, y prepara también los vestidos de ceremonia que confecciona en su pequeño taller. El año pasado la colección se vendió por completo. “Me gusta la moda flamenca porque es diferente y porque tiene mucha cabida la imaginación, pero soy consciente de que tengo que dedicarme a algo más, y lo primero fue el ‘pret à porter’, con lo que empecé”, dice. A sus veintinueve años, esta iliturgitana con talento desea triunfar en lo que siempre soñó: el complejo mundo de la moda.