El presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de Andalucía acudió ayer a Cádiz para compartir los buenos y malos momentos del sector. Durante su intervención en el Encuentro Andaluz de Comercio, Antonio Ponce desgranó la realidad de los pequeños comerciantes de Andalucía.
-¿Se puede hacer algo más por parte de las administraciones por el pequeño comercio?
-Indudablemente, queda mucho camino por recorrer. Hay un antes y un después que marca la crisis. Si las administraciones no dan su apoyo, no salimos del bache. No podemos confiar en la banca porque no va a llegar el crédito a las pymes. Sólo será posible si se da apoyo institucional a misiones comercial y se fomenta el consumo. Si no es posible, el comercio irá a peor.
-Si la media es que cierren más de 400 negocios al año en esta provincia, ¿la sangría tiene fin o va a seguir por ese camino?
-El problema es que se están cerrando negocios señeros, que llevaban 50 o más años abiertos. Sí, se abren nuevos comercios, pero no es lo mismo, no tienen la misma mano de obra. Se está perdiendo el comercio tradicional y eso es algo que no debemos permitir. El trabajador autónomo sigue manteniéndose, pero cada negocio tiene de media de entre 10 y 15 trabajadores y eso es lo que se está perdiendo.
-Da la sensación de que la gran superficie ha ganado la batalla al comercio tradicional...
-La gran superficie tiene dos vertientes: la competencia y que favorece todo lo que está a su alrededor, con lo que el pequeño comercio que está a su lado también se beneficia. Atrae a sus clientes y después, cosas que no están dentro de la gran superficie, el cliente va a buscarla al pequeño comercio. La gran superficie es la locomotora que atrae al público y éste siempre se queda en los alrededores.
-Reactivar el consumo interno, por tanto, sigue siendo la gran asignatura pendiente.
-No cabe la menor duda de que hay que dar seguridad a los empleos en todos los sectores. La gente tiene mucha incertidumbre y no consume, ya no se toman dos cervezas, se toman una, no sale todos los fines de semana. En las playas, la familia que comía en los chiringuitos se lleva la comida de casa. Antes, ser funcionario era garantía de por vida. Hoy pueden ser despedidos. Eso es una barbaridad. Hay que dar confianza de que los puestos de trabajo se van a mantener y entre todos ponernos de acuerdo, dejarnos de batallas que no van a ninguna parte.
-¿Por ejemplo?
-Pues, por ejemplo, con el proyecto de Las Aletas. Yo lo he defendido siempre porque creo que es compatible el desarrollo económico con el medio ambiente; o el dragado del Guadalquivir, pues si crea empleo y además no perjudica a los arroceros porque con las técnicas que hay puede salir adelante, pues hagamos cosas. El capital es cobarde, y cuando se le ponen impedimentos se va a otro sitio.
Fuente: http://www.diariodecadiz.es